Mayanimacana

jueves, julio 13, 2006

Ni derechos ni humanos

Si la maquinaria militar no mata, se oxida. El presidente del planeta anda paseando el dedo por los mapas, a ver sobre qué país caerán las próximas bombas. Ha sido un éxito la guerra de Afganistán, que castigó a los castigados y mató a los muertos; y ya se necesitan enemigos nuevos.

Pero nada tienen de nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza terrorista y los derechos humanos. Tengo la impresión de que George W Bush no es exactamente el tipo de traductor que Dios elegiría, si tuviera algo que decirnos; y el peligro terrorista resulta cada vez menos convincente como coartada del terrorismo militar. ¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles para quienes los hacen puré?

Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.

No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la declaración le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde los pájaros tosen. Ni figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo posible cuando se ha hecho imposible el mundo tal cual es.

En los 30 artículos de la declaración, la palabra libertad es la que más se repite. La libertad de trabajar, ganar un salario justo y fundar sindicatos, pongamos por caso, está garantizada en el artículo 23. Pero son cada vez más los trabajadores que no tienen, hoy por hoy, ni siquiera la libertad de elegir la salsa con la que serán comidos. Los empleos duran menos que un suspiro, y el miedo obliga a callar y obedecer: salarios más bajos, horarios más largos, y a olvidarse de las vacaciones pagas, la jubilación y la asistencia social y demás derechos que todos tenemos, según aseguran los artículos 22, 24 y 25. Las instituciones financieras internacionales, las Chicas Superpoderosas del mundo contemporáneo, imponen la "flexibilidad laboral", eufemismo que designa el entierro de dos siglos de conquistas obreras. Y las grandes empresas multinacionales exigen acuerdos "union free", libres de sindicatos, en los países que entre sí compiten ofreciendo mano de obra más sumisa y barata. "Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre en cualquier forma", advierte el artículo 4. Menos mal.

No figura en la lista el derecho humano a disfrutar de los bienes naturales, tierra, agua, aire, y a defenderlos ante cualquier amenaza. Tampoco figura el suicida derecho al exterminio de la naturaleza, que por cierto ejercitan, y con entusiasmo, los países que se han comprado el planeta y lo están devorando. Los demás países pagan la cuenta. Los años noventa fueron bautizados por las Naciones Unidas con un nombre dictado por el humor negro: Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales. Nunca el mundo ha sufrido tantas calamidades, inundaciones, sequías, huracanes, clima enloquecido, en tan poco tiempo. ¿Desastres "naturales"? En un mundo que tiene la costumbre de condenar a las víctimas, la naturaleza tiene la culpa de los crímenes que contra ella se cometen.

"Todos tenemos derecho a transitar libremente", afirma el artículo 13. Entrar, es otra cosa. Las puertas de los países ricos se cierran en las narices de los millones de fugitivos que peregrinan del sur al norte, y del este al oeste, huyendo de los cultivos aniquilados, los ríos envenenados, los bosques arrasados, los precios arruinados, los salarios enanizados. Unos cuantos mueren en el intento, pero otros consiguen colarse por debajo de la puerta. Una vez adentro, en el paraíso prometido, ellos son los menos libres y los menos iguales.

"Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos", dice el artículo 1. Que nacen, puede ser; pero a los pocos minutos se hace el aparte. El artículo 28 establece que "todos tenemos derecho a un justo orden social e internacional". Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta. El reparto de los panes y los peces es mucho más injusto en Estados Unidos o en Gran Bretaña que en Bangladesh o Rwanda. Y en el orden internacional, también los numeritos de las Naciones Unidas revelan que diez personas poseen más riqueza que toda la riqueza que producen 54 países sumados. Las dos terceras partes de la humanidad sobreviven con menos de dos dólares diarios, y la brecha entre los que tienen y los que necesitan se ha triplicado desde que se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Crece la desigualdad, y para salvaguardarla crecen los gastos militares. Obscenas fortunas alimentan la fiebre guerrera y promueven la invención de demonios destinados a justificarla. El artículo 11 nos cuenta que "toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario". Tal como marchan las cosas, de aquí a poco será culpable de terrorismo toda persona que no camine de rodillas, aunque se pruebe lo contrario.

La economía de guerra multiplica la prosperidad de los prósperos y cumple funciones de intimidación y castigo. Y a la vez irradia sobre el mundo una cultura militar que sacraliza la violencia ejercida contra la gente "diferente", que el racismo reduce a la categoría de subgente. "Nadie podrá ser discriminado por su sexo, raza, religión o cualquier otra condición", advierte el artículo 2, pero las nuevas superproducciones de Hollywood, dictadas por el Pentágono para glorificar las aventuras imperiales, predican un racismo clamoroso que hereda las peores tradiciones del cine. Y no sólo del cine. En estos días, por pura casualidad, cayó en mis manos una revista de las Naciones Unidas de noviembre del 86, edición en inglés del Correo de la Unesco. Allí me enteré de que un antiguo cosmógrafo había escrito que los indígenas de las Américas tenían la piel azul y la cabeza cuadrada. Se llamaba, créase o no, John of Hollywood.

La declaración proclama, la realidad traiciona. "Nadie podrá suprimir ninguno de estos derechos", asegura el artículo 30, pero hay alguien que bien podría comentar: "¿No ve que puedo?". Alguien, o sea: el sistema universal de poder, siempre acompañado por el miedo que difunde y la resignación que impone.

Según el presidente Bush, los enemigos de la humanidad son Irak, Irán y Corea del Norte, principales candidatos para sus próximos ejercicios de tiro al blanco. Supongo que él ha llegado a esa conclusión al cabo de profundas meditaciones, pero su certeza absoluta me parece, por lo menos, digna de duda. Y el derecho a la duda es también un derecho humano, al fin y al cabo, aunque no lo mencione la declaración de las Naciones Unidas.

Eduardo Galeano
:: escrito por Mayanimacaná, jueves, julio 13, 2006 | link | 0 comments |

Los nadies


Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Eduardo Galeano, El libro de los abrazos
:: escrito por Mayanimacaná, jueves, julio 13, 2006 | link | 4 comments |

miércoles, julio 12, 2006

Si saliera petróleo



Pobre de mi pueblo enano
con la fe de un continente
fuimos bien encomendados
con un garrote en la frente.

Pobre de nuestro legado
que nos hace indiferentes
tres millones de indigentes
analfabetos y hermanos.

¿Quién nos comerá la gloria?
¿quién desatará el verano?
¿cuándo alzaremos la frente, quisqueyanos?

Pobre de mi pueblo enano
en contra de la corriente
pero un pueblo de valientes
nos salva sólo el trabajo.
¡Oye!

Si de aquí saliera petróleo
como sale de Kuwait
qué bendición, mi compai
destilaría mi dolor
para mojar mi ilusión.

Si de aquí saliera petróleo
pero sobraran techos y escuelas
sin hambre ni enfermedad
pero por más que te exprimo
oh, mi panita, no sale na'.

Si de aquí saliera petróleo,
pero que hubiera luz y esperanza
si de aquí saliera petróleo,
sin visa para soñar
si de aquí saliera petróleo,
pero es que la providencia
ay, cuando no quiere, no dá.

Si de aquí saliera petróleo,
hipotecara el silencio
si de aquí saliera petróleo,
para decir la verdad
si de aquí saliera petróleo,
pero por más que te exprimo
oye, mamacita, no sale na'.

Mira qué cosa...

Sugerencias:

Y si aquí
en vez de cemento
pa' la construcción
le hiciéramos un faro
a la educación.

Y si aquí
lucháramos juntos
por la sociedad
y habláramos menos
resolviendo más.

Resolviendo más
pudiera cambiar.

Borráramos el sucio,
y si aquí
de la corrupción
sembrando banderas
en el corazón.

Y si aquí
cantáramos patria
en cada rincón
sería Quisqueya
un país mejor.

¡Pa' rriba esa bandera!
un país mejor


J.L.Guerra
:: escrito por Mayanimacaná, miércoles, julio 12, 2006 | link | 3 comments |

Não sei..



Não sei o que acontece que tem dias desses que a gente se sente azeda, sem vontade, sem interior...
São esses dias que procuramos coisas que nos deixem tristes...
Que nos façam chorar.. .
ou então uma emoção...

eu escrevo.
:: escrito por Mayanimacaná, miércoles, julio 12, 2006 | link | 0 comments |

Cable a tierra

Si estás entre volver y no volver
si ya metiste demasiado en tu nariz
si estás como cegado de poder
tira tu cable a tierra.

Y si tu corazón ya no da más
si ya no existe conexión con los demás
si estás igual que un barco en altamar
tira tu cable a tierra.

Y yo estoy acercándome hasta vos
bajo la luna, bajo la luna.

Las cosas son asi,
tengo el teléfono del freak
que está deseoso de volarte la cabeza.

En un par de minutos sale el sol
si ya no hay nada que anestesie tu dolor
si no llegas, si no alcanzas a verme
tira tu cable a tierra.

No creas que perdió sentido todo
no dificultes la llegada del amor;
no hables de más, escucha al corazón
ese es el cable a tierra.

Y yo estoy acercandome hasta vos
bajo la luna, bajo la luna.

Las cosas son asi,
tengo el teléfono del freak
que está deseoso de volarte la cabeza.

Si estás entre volver y no volver
si ya metiste demasiado en tu nariz
si estás como cegado de poder
tira tu cable a tierra.

Fito Páez
:: escrito por Mayanimacaná, miércoles, julio 12, 2006 | link | 0 comments |
Naboria daca ae
mayanimacaná
naboria daca
guaitiao
mayanimacaná
naboria daca eo
naboria daca ae
naboria daca eo
a mayanimacaná
naboria daca eo

Calichi
guarico guakía
calichi
guariquén
machichi
mayanimacaná
machichi
yu
peiti
ris

J.L.Guerra
(Expresión de los indios taínos
ante el acoso de la muerte)
:: escrito por Mayanimacaná, miércoles, julio 12, 2006 | link | 0 comments |